Actualmente, el incremento de las tarifas por consumo energético se hace notable.

Un consumo indispensable y fundamental en nuestro día a día y que, gracias a una correcta instalación de aislamiento térmico, puede descender hasta en un 50%.

Aislar la vivienda es una de las mejores medidas que podemos adoptar. Toda una inversión que amortizar en un plazo de 2 a 5 años y cuyos resultados perdurarán durante toda la vida útil de nuestro edificio.

En viviendas, aproximadamente el 80% de las entradas de calor y frío se producen por las paredes y el techo, un área intermedia por donde, además, se producen altos porcentajes de escapes, despilfarrando los recursos energéticos e incrementando de forma ineficiente su uso.

La solución pasa por incrementar la resistencia térmica de las paredes, manteniendo agrupados los efectos térmicos en interiores.

Una medida eficaz para reforzar los entremuros lo constituye el aislamiento insuflado con lana Mineral. Aplicándola de forma que rellene cada uno de los espacios intermedios entre la fachada y la pared de contacto interna y afianzando, así, su capacidad aislante.

Tres son las ventajas fundamentales a obtener con el aislamiento; ahorro, confort térmico y absorción acústica, pero podemos desglosarlas en muchas más;

- Temperatura ideal; protegiendo la casa ante temperaturas extremas o grados de más y fomentando su calidad ambiental y uniformidad.

- Menor consumo energético; requiriendo menos recursos para calentar o enfriar la vivienda e incrementando y conservando los efectos en cada estancia.

- Mayor bienestar en el hogar; sin excesos de frío o calor, sin ruidos y, sobretodo, sin acceso de corrientes térmicas y cambios bruscos de temperatura.

- Mayor control ante humedades; manteniendo un nivel más sano y saludable y favoreciendo la respiración natural en la vivienda.

- Menores pérdidas energéticas a través de fachadas y cubiertas, aumentando, de esta forma, la efectividad de la calefacción o el aire acondicionado.

-Cumplimiento legal con la etiqueta energética para viviendas estipulada por ley; garantizando un certificado energético positivo e incrementando su valor ante ventas o alquileres.

En conclusión… ¡Siempre es mejor conservar la energía antes que consumirla!